Desde el punto de vista de la Ética filosófica es una pobre lógica reducir a las personas humanas y su dignidad a sus preferencias sexuales, cosa que es, justamente, lo que hace la llamada ideología de género, que no es más que un nuevo distractor y una nueva forma de alienación cultural de nuestras sociedades proveniente de las sociedades industriales con su “dejar hacer, dejar pasar”.
De hecho, la conducta sexual de un joven o adulto es un tema privado e íntimo que no debe ser expuesto ni discutido públicamente mientras se lleve a cabo en el marco de la ley, es decir, mientras que no se infrinja la ley al tener sexo con niños o menores de edad (pederastia) o con animales (zoofilia). Mientras esto no ocurra la conducta sexual pertenece al ámbito privado de la persona, y no constituye toda la consideración integral humana de ésta última, ya que el ser humano no puede ser reducido a sus instintos.
Reducir a las personas a sus preferencias sexuales, como las mismas minorías LGTBIQ hacen de sus propios cuerpos, ha demostrado ser solo una forma de exhibicionismo para llamar la atención de personas que, por lo general, arrastran traumas sexuales o sicológicos, y que desean además imponer sus conductas sexuales al resto de la sociedad. No obstante, debemos condenar los crímenes de odio o asesinato de estas minorías, así como la falta de respeto hacia ellas.
No tenemos nada en contra, para el caso, de la homosexualidad, pues en la historia ha habido homosexuales connotados que se han distinguido por sus aportes a la humanidad, como el poeta español, Federico García Lorca, asesinado por el franquismo; y el escritor inglés, Oscar Wilde, preso por intentar corromper a un joven.
Pero no es el hecho de ser homosexual lo verdaderamente importante y distinguido, sino el aporte cultural que un ser humano, todo ser humano, puede hacer a la evolución de la humanidad misma, y no veo ¿qué aporte puede ser el hacer el amor de forma diferente que las personas heterosexuales? En este sentido, la preferencia sexual exhibicionista no es condición suficiente de méritos, sino solo una forma poco madura e infantil de llamar la atención y mostrarse públicamente.
Para seguir aclarando las manipulaciones incorrectas extremistas y contrarias a la Ética de la ideología de género, debemos también hablar de las llamadas personas transgénero o aquellas que no están muy seguras de su identidad sexual según sus órganos sexuales. Aquí la cuestión es más compleja porque abarca el desarrollo de la personalidad del adulto y su condición y bienestar sicológicos. Es un problema que corresponde resolver y decidir a la persona en su edad adulta y no en su niñez. Los niños no son personas aún maduras para tener ese tipo de discusiones, pero deben recibir, según sea el caso, orientación sicológica profesional para evitar traumas futuros.
Son los méritos intelectuales y sociales los que designan el reconocimiento que se debe hacia toda persona y no sus preferencias sexuales lo que nos debe dirigir para evitar la discriminación hacia alguien diferente. Pertenecer a estas minorías no basta para ser alguien especial, solo se es diferente; se necesita esforzarse más para obtener el reconocimiento público.
De igual forma ocurre con la ideología feminista radical que propaga el odio hacia los hombres en nombre de la defensa de los derechos de la mujer. No estamos a favor de esta tendencia ideológica porque consideramos que los hombres no son nuestros enemigos sino compañeros que sufren igualmente la injusticia y la explotación de la sociedad patriarcal, ya sea esta socialista o capitalista. El marxismo desarrollado del siglo XXI y el propio Marx, nunca han señalado que el matriarcado sea la mejor forma de sociedad. No vamos a sustituir el patriarcado para imponer otra forma extrema absolutista de dominación de un género por otro. La sociedad humana se compone de hombres y mujeres que luchan conjuntamente por la evolución del porvenir y su destino es común y unitario.
Todas las ideologías de género anteriores son contrarias, por su extremismo y radicalismo, a nuestros valores y cultura tradicionales y debemos, por ello, rechazarlas como una forma más de alienación cultural y política que busca distraernos de la verdadera lucha social y económica de nuestros pueblos.
Todos somos iguales ante la ley y todos los seres humanos, sin excepción, somos iguales en nuestra dignidad humana, la que es inviolable y no prescribe. Nos queda ser más tolerantes con los demás, pero, al mismo tiempo, defender ante todo el respeto mutuo y los valores y principios morales y cívicos que es lo que nos hace ser más humanos y menos bestias.
4 comentarios
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Estimada Dra Becerra
La felicito por su artículo, muy bien logrado.
Su análisis es responsable. La Optica me parece muy pertinente.
Gracias doctor Alonzo por su comentario. No quisieron publicar mi artículo en el periódico digital criterio.hn Me dijeron que yo agredía los derechos de la comunidad LGTBIQA y eso no podían aceptarlo. Pensé que debía defender responsablemente los derechos de todos por igual excepto el uso injusto del derecho a la fuerza, y también pensé que ese periódico defendía la libertad de expresión y el debate sincero y transparente de los acontecimientos. Se necesita defender los valores en nuestro país así como la sociedad decente para recuperar a la familia hondureña y sus principios armónicos de sentido ético netamente hondureño.
Hola Irma, intento ser empático con las feministas, pero he identificado que las hay UNAS, y las hay OTRAS…, me identifico con las UNAS pero no con las OTRAS…
Creo en el poder femenino, y en su inconmensurable sabiduría, su paciencia, su dominio de la palabra y capacidad de llegar tarde a los puños, a sus capacidades perceptivas…, a eso que llaman sexto sentido…
Tengo maravillosas amigas lesbianas luchadoras de sus libertades, como he conocido otras que carecen de ideología o pensamiento identitario porque lo único que aspiran es a que sus clítoris les crezcan cual vil pene…
Tu escrito se enfoca en lo que he venido percibiendo sobre el tema pero que no he tenido el tiempo y, además, no tengo la formación académica como para exponerlo como lo has hecho…
Recibe mi saludo, intentaré seguirte leyendo…
Gracias por tu comentario y opinión amigo Jaén. Queremos y necesitamos mujeres suaves, firmes y fuertes, mediadoras de la paz mundial, sean ellas compañeras feministas, lesbianas, etc., o no. Un fuerte abrazo.