Ante el deterioro y empeoramiento de la situación económica y política de nuestra sociedad, así como ante el hecho de que prevalecen hasta hoy condiciones antisociales que amenazan la vida de las personas que la habitan como el narcotráfico y el crimen organizado, surgió la idea de escribir un texto de sociología que no únicamente fuese una enumeración de las teorías y concepciones sociológicas sino que fuera, sobre todo, una aplicación de la sociología como ciencia en la interpretación crítica de lo social en la realidad hondureña. Surgió, entonces, un texto que señala los aspectos negativos fundamentales de nuestra sociedad que debemos cambiar y muestra, en ese sentido, una evolución crítica de la sociedad actual desde la teoría sociológica, citando para ello, muchos análisis reflexivos de los mismos sociólogos más importantes, tanto clásicos como de nuestro tiempo.
Este texto está visto no solamente desde una crítica a lo negativo, sino desde una Sociología Positiva que desentraña lo opaco y lo destructivo con la finalidad de plantear una visión alternativa de construcción de propósitos sociales que fundamenten el cambio social y que constituyen la razón más importante por la que el libro debiera ser estudiado en las universidades.
Se toman, inicialmente, los padres fundadores de la sociología como ciencia, Saint Simon y August Comte superando la falsa interpretación que se hiciera de ellos al plantearlos solo como teóricos positivistas de hechos y datos sociales, y se les reinterpreta planteándolos como teóricos positivos contra lo negativo y lo que no es útil, tal como ellos mismos afirmaron que era el fin principal de sus teorías. Para ello, se recurre al análisis directo de las obras que escribieron dichos clásicos fundadores. En tal sentido, como citamos en el libro, August Comte señala que la función social de la filosofía positiva está destinada, por su naturaleza, no a destruir sino a organizar (Comte citado por Irma Becerra, Sociología y Realidad Nacional, 2019, pág. 107).
En el análisis de los autores citados, se siguió el método relacional de investigación que enlaza conceptos, citas bibliográficas, ideas y teorías con la finalidad de darles una función activa a las mismas para que sirvan de fundamento reflexivo y crítico a la acción del cambio social. Ello, en sociedades en las que domina e impera el tradicionalismo absolutista de la política autocrática de familias particulares que detentan el poder y lo ejercen basándose en el familiarismo clientelar, el nepotismo y el tráfico de influencias. Esto ha llevado al hecho de que en Honduras predomine un clima antisocial de atropello, corrupción, impunidad e indefensión en la población que es víctima de dichas formas ilegítimas de hacer política y ejercer el poder. Con ese objetivo la información recabada fue tomada, sobre todo, de documentos tales como informes, periódicos, textos de sociología y fuentes originales de los sociólogos clásicos realizándose un análisis de la información bibliográfica para elaborar así una propuesta de teoría sociológica relacional comprensiva proponiendo soluciones y alternativas estructurales a la situación de profunda crisis actual y pérdida de valores.
Ahora bien, el libro no es simplemente descriptivo de lo meramente negativo que con tal abundancia parece persistir como forma determinante de vida en nuestra sociedad y el mundo, sino que el texto precisa las causas y circunstancias antisociales y extremistas que han provocado y provocan que el hondureño tenga una mentalidad pesimista y fatalista ante sí mismo y ante los demás, y, considera las respuestas de los movimientos sociales y la población organizados en Honduras ante dicha situación.
El libro se divide en 24 temas que son tratados de forma breve y concisa y cuya elección se realizó a partir de la relevancia que tienen para comprender los principales hechos de la sociedad moderna, una sociedad en efervescencia que está sumida en la anestesia y la seducción de los celulares y que, por ello, atenta contra la vida y su atención y concentración, así como contra la formación reflexiva y crítica de sus ciudadanos.
Por eso encontramos temas actuales como el de la migración, los movimientos sociales, la sociedad de los países subdesarrollados, el papel de la mujer en la sociedad contemporánea, la función de la familia, la sociedad posmoderna, de la información y del conocimiento que pese a todo está surgiendo en todo el planeta, el tema de las comunicaciones en nuestro tiempo, la sociología del desarrollo, etc. Cada tema está estructurado en base al problema fundamental y la función social que les son característicos en la teoría sociológica. Ello, con la finalidad de fundamentar el hecho de que la función social no ha desaparecido del análisis teórico, sino que posee una nueva vigencia y actualidad, dado el bombardeo de negatividad opaca que hoy prevalece en el medio en el que vivimos y nos desenvolvemos. Además, cada tema posee un aterrizaje en la sociedad hondureña indicando los principales problemas y hechos destructivos de la moral y de la política que tenemos urgentemente que cambiar para evitar retroceder en la historia.
Todo el libro está construido en base a una positividad crítica como edificación creativa de la Humanidad contraria a la negación, el negativismo, el fatalismo, la destrucción y la impunidad que no sólo eliminan la fe y la esperanza, sino que matan y asesinan a las personas de manera masiva como nunca se había visto en la evolución histórica de Honduras. Es por eso que el papel de la función social de la sociología como ciencia del comportamiento de los individuos en sociedad, tanto individual como colectivamente, y ciencia de la ayuda a los individuos a comportarse mejor en sociedad, está tratado con el objetivo y fin universales de fundamentar una conciencia global de la sociedad local decisiva e importante, es decir, una conciencia cosmopolita que no únicamente entienda los problemas nacionales sino que los enlace con las causas globales y piense la Ética Universal para corregir las conductas y los errores de forma internacional. La explicación de la función social de cada tema tratado en el libro es pues su mayor logro y mérito de este, es, en realidad, lo novedoso del texto que hoy presentamos.
En este sentido, quisiera agradecer al Magíster y sociólogo hondureño, Blas Barahona, porque es gracias a su asesoría que surgieron dos ideas fundamentales:
- La idea de desarrollar la función social en cada tema a partir de hechos relevantes en tanto estudio de los padres fundadores de la Sociología como ciencia, Henri de Saint Simon y Auguste Comte, y su reunión en el libro como sociólogos clásicos que, aunque en su tiempo se dividieron y pelearon por los derechos de autoría de la sociología como ciencia, en el texto aparecen reunidos y se les otorga su mérito propio a cada uno como pensadores igualmente importantes y decisivos en el surgimiento de la sociología ante todo como utopía creadora de mejoras positivas para la Humanidad de manera contundente y firme.
- Igualmente, surgió la idea de ensalzar la justa crítica de Carlos Marx a las condiciones antisociales que se vivían en la época de consolidación del capitalismo industrial, con su esclavitud para los trabajadores y el trabajo infantil en las fábricas. Sin embargo, hay que agregar que en el libro Marx casi no está citado porque coincidimos con el Magíster Barahona en que Marx ha sido ya suficientemente tratado y su crítica a los intelectuales contemporáneos con los que le tocó compartir, es excesivamente negativa y posee relativa actualidad en el estilo y la forma metodológica de asimilar textos ajenos. Esto, porque, según el método relacional comprensivo que aplicamos en el libro, valen más los aportes positivos de los autores que se encuentran en todo texto y que es preciso resaltar desarrollando aún más los conceptos o las ideas no suficientemente definidas o tratadas para actualizarlos y elevarlos a un nivel superior de reflexión.
Lo anterior, tiene que ver con una mutua comprensión del verdadero trabajo de intercambio teórico conceptual que debe existir entre los investigadores y científicos sociales, y que yo, en mi tesis de doctorado sobre la Sociología del Conocimiento de Karl Mannheim, defendida en 1995, pude descubrir como colaboración relacional y cooperación solidaria comprensiva entre los científicos, estudiantes y docentes, una cooperación que Mannheim trató en su ensayo “Sobre la competencia en el área espiritual”, y que en la tesis doctoral establecimos como una utopía relacionadora de fortalecimiento de la capacidad de diálogo en tiempos anti utópicos en el mundo contemporáneo de desesperanza, desencanto y desvalorización tremendas de la persona humana en general.
En este sentido, el objetivo de la interpretación relacional comprensiva de la sociología tiene que ver con la posibilidad de que los sociólogos trabajen cooperativamente entre sí, sin que se vean demasiado concentrados en ver cómo compiten por el prestigio en crear nuevas teorías, escuelas o conceptos, y pierdan por ello de vista el hecho de colaborar para ver cómo nos unimos en el desarrollo fundador conceptualmente del mundo en sus interrelaciones sociales, a través de la realización de un trabajo científico y docente más universal, claro, crítico y propositivo.
Quisiera detenerme un poco en la concepción relacional comprensiva de la sociología y su contenido teórico. Este concepto proviene de la definición del relacionismo de Karl Mannheim que no entiende las relaciones sociales como subyugantes del individuo humano a dichas categorías, sino que ve dialécticamente estas relaciones y el lugar que ocupa el individuo en la sociedad, en un proceso en el que el sujeto humano se va realizando a través de interacciones de las que puede emanciparse si estas son tóxicas, opresivas, represivas, discriminatorias o de explotación.
Lo anterior, ha sido desarrollado ulteriormente por el sociólogo italiano, Pier Paolo Donati, de quien hace referencia Nuria Garro-Gil al señalar que: “este reformula también la misma noción de relación y su rol en las dinámicas sociales y en la misma ciencia […]: la relación se considera una consecuencia de la misma identidad, pero al mismo tiempo se considera constitutiva de ella. Es decir, la relación, o el carácter relacional, está ya presente en la misma configuración de la identidad personal: uno se reconoce como quien es precisamente cuando entra en relación con la alteridad. Sólo frente a un Tú, el Yo se reconoce “como quien es en lo que es” […]. Esa constatación de la necesidad de los demás para descubrir y construir la propia identidad lleva a la sociología relacional a confirmar que el hombre es un ser-con-otro, un ser-en-relación […]. Esto significa que ya su misma estructura ontológica es relacional y, por consiguiente, necesita de los demás y de las relaciones con ellos para su propio desarrollo personal […]. De ahí que se considere que el hombre es un ser dependiente por naturaleza […]; dependencia que también está presente en la relación social (Garro-Gil, 2017: 636).
Como señala también la autora citada: “Con ello, la sociología relacional pone también de manifiesto que lo social es constitutivamente relacional. El hombre es social porque se relaciona y como fruto de esas relaciones tiene lugar el efecto emergente que es la sociabilidad, es decir, la relacionalidad social […]: germen de la capacidad asociativa de las personas, de hacer sociedad” (Ídem, pág. 636).
Desde esta perspectiva, de lo que se trata es de construir una sociedad que no sea cerrada o clausurada y un ser humano que no esté cerrado y clausurado para la cooperación, la colaboración y la integración en respeto y realización creativa mutuas para y por el Bien Común. No hablamos, pues, de colaborar en malas, incorrectas o ilegales acciones, sino en cooperar para materializar relaciones sociales y humanas que no nos lleven a la desesperanza y el malestar sino a la esperanza y la firme convicción de que lograr un mundo mejor y sin impunidad es posible y realizable. Ello, sobre todo, si se llevan a cabo y se concretizan relaciones con trascendencia pedagógica, es decir de enseñanza y aprendizaje acerca de cómo captamos la realidad para cambiarla y transformarla en un sentido de reconstrucción integrativa de la identidad personal desprovista de un ego soberbio y unida a la identidad colectiva espiritualizada en sentido comprensivo de las causas que originan los problemas de la comunidad. Es por eso que por relacional comprensivo entendemos que las funciones y estructuras sociales no son omnipresentes ni absolutamente rígidas, sino que son las personas quienes las transforman, movilizan y redefinen, como decimos en el libro Sociología y Realidad Nacional.
Así, pues, el lugar que cada uno ocupe en el mundo y en la sociedad define su inclinación o por la ideología cerrada o por la filosofía como ciencia abierta hacia el diálogo y el pensamiento dialogado, porque Comte habló de una filosofía social o una sociología filosófica para abrir el ser en su conjunto. ¿Qué significa esto? Que la sociología como ciencia de la sociedad que se transforma no para permanecer simplemente en el pasado, sino para esperar lo mejor del futuro y cambiar trascendentalmente el presente desde una visión no instrumentalizada sino espiritual de la historia, debe dialogar con el resto de las disciplinas de las humanidades, en un trabajo interdisciplinario que convierta a la sociología en la ciencia de las relaciones sociales humanizadas por excelencia y en la ciencia de la planificación estratégica de la sociedad contra toda forma de violencia.
Ahora bien, ¿por qué toda sociología como ciencia de las relaciones sociales abiertas y trascendentes, desemboca en una utopía relacional, con potencial de diálogo intercomunicativo e intradireccionalmente dirigido entre los ciudadanos y los sujetos humanos? Porque se la comprende como un esfuerzo de generosidad, revolucionario y desinteresado por iluminar el mundo, es decir, ilustrar socialmente a la humanidad o descubrir la función social de esta última en su sentido interno en sus componentes sintientes, reflexivos, de voluntad y pensamiento. Esto con la finalidad de que dichos componentes incorporen en todas las sociedades humanas por igual, una visión de que el mundo puede ser compartido por todos en condiciones de igualdad en la diferencia y diferencia en libertad. La función social de la humanidad consistiría, así entendida, en forjar una identidad cultural y política colectivas que nos permitan universalizar al ser humano desde sus diferencias hacia su plenitud identitaria consciente y críticamente relevante.
De ese modo, la sociedad hondureña como conciencia para lograr una socialización ilustradora y lumínica del arte de hacer florecer organizada y organizativamente los ideales de una independencia, soberanía, libertad y fraternidad verdaderas en nuestra historia, es una conciencia emergente de una nueva tradición por construir una sociedad en la que sea la autoestima de la autorregulación la que determine este carácter ilustrado de una política provista de fundamentos espirituales que no sea solamente mera instrumentalización del poder. La sociedad hondureña vista y entendida como conciencia establece relaciones sociales de individuos pensantes en ¿cómo materializar una ética de la convivencia que nos ayude a crecer y fortalecernos como nación hasta ahora desprovista de verdadero sentido histórico de trascendencia hacia el futuro?, porque nos devuelve la paz, la armonía, la convivencia pacífica y el debate auténtico de todos los problemas y las soluciones planteados.
Concluyo, finalmente, a partir de esta experiencia constructiva con la firme convicción de que sólo se puede aprender a escribir y a pensar mejor en cooperación con los colegas en un intercambio permanente de ideas. Debemos proteger la forma positiva de interpretar la sociología como ciencia en tanto método cooperativo de creación conjunta de una red de interconexiones sociales de propuestas alternativas para el cambio social y, por ello, una ciencia de carácter estratégico. Sólo unidos en concepciones sociológicas que vayan integradas a una filosofía positiva y no positivista, formaremos conciencia y haremos ciencia para transformar la sociedad hondureña hacia mejor. Gracias.
BIBLIOGRAFÍA
BECERRA, IRMA. 2019. Sociología y Realidad Nacional. Editorial Baktún: Tegucigalpa.
GARRO-GIL, NURIA. 2017. Relación, razón relacional y reflexividad: tres conceptos fundamentales de la sociología relacional. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales. Revista Mexicana de Sociología 79. Núm. 3 (julio-septiembre 2017): 633-660. Ciudad de México.
(El texto de este posteo en la entrada del blog ha sido ponencia de Irma Becerra, en el V Congreso de Sociología y Desarrollo Local “Leticia Salomón”, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el viernes 27 de septiembre de 2024).
Hola Irma, te felicito por este nuevo y renovador aporte intelectual y académico. La pregunta que haces es esencial, cómo materializar una ética de la convivencia con sentido de la historia y que nos trascienda al futuro. Una fe y esperanza fundamentada en Dios. Reconciliación con Dios y entre los hombres. Únicamente así, con un sueño de utopía una sociedad o país perdura y cumple sus sueños de paz y transformacion.
¡Así es, Sergio amigo! ¡Muchas gracias por leerme y comentar!