La Inteligencia Artificial y la decadencia de la posmodernidad

Por Alex Palencia

“En la época de la globalización, del triunfo de Internet y de las redes sociales, las fronteras se presentan a veces como secuelas de tiempos pretéritos, a las que habría que jubilar de manera definitiva. Otras veces, en cambio, emergen más inhiestas que nunca sobre la corteza terrestre.” — Juan Velasco.

Uno de los riesgos más significativos de la Inteligencia Artificial (IA) es la posibilidad de que cualquier individuo, sin formación académica o empírica, utilice estas herramientas para presentarse como un erudito. En realidad, su trabajo será una mera recopilación de investigaciones ajenas, un plagio disfrazado que, parafraseando al revolucionario músico, Frank Zappa, parece contradecir su afirmación de que “para adquirir conocimiento hay que ir a una biblioteca, coger un libro y romperse el culo con él”. En esta etapa de la posmodernidad, dicha afirmación ha perdido relevancia, especialmente, para quienes buscan fama y fortuna sin el más mínimo esfuerzo.

La IA ha facilitado el plagio descarado, permitiendo a muchos obtener ensayos, canciones, obras pictóricas, cuentos o libros de historia con solo solicitarlo. Estas obras se difunden como ideas originales, lo que nos empuja hacia una profundización de la decadencia posmoderna, un abismo del que quizás nunca salgamos.

Hoy en día, los espacios de divulgación de información—redes sociales, revistas, periódicos digitales, blogs—se ven inundados por el contenido generado por quienes se autodenominan artistas o escritores pero que rara vez han tocado un instrumento o escrito un párrafo con una idea coherente y desarrollada, si lo hacen, lo hacen a un nivel tan elemental que no podrían convencer ni al público más ingenuo. El uso excesivo de la IA podría dar lugar a una generación de adictos que, en lugar de fomentar el pensamiento crítico, contribuirá a su disminución y a la enajenación del análisis y la creatividad humanizada.

Es crucial entender que la IA depende de los datos que se le suministran, los cuales pueden ser manipulados para inducir a la humanidad a pensar, defender y actuar en función de intereses preestablecidos por las élites que controlan los hilos del planeta. Esto nos lleva a creer en datos sesgados y conclusiones erróneas, perpetuando “falsas verdades”, estereotipos, prejuicios y dogmas.

A esto se suma el robo de información y la violación de la privacidad y los derechos de autor, lo que despersonaliza la investigación al centrar el enfoque en la eficiencia mecánica en lugar de en la ética y la flexibilidad del razonamiento humano. La esencia de cualquier trabajo investigativo o de opinión debe estar indisolublemente unida al sentimiento humano.

En última instancia, la IA es solo un instrumento más sofisticado de control y dominación sobre las masas. Durante siglos, hemos sido sujetos a un proceso de programación que responde a la inducción y control de la mente humana, lo que nos lleva a seguir sometidos a la explotación de nuestras capacidades físicas y cognitivas en beneficio de las minorías que sostienen el poder absoluto sobre el planeta.

Desde una perspectiva humanista y revolucionaria, debemos cuestionar el rumbo que estamos tomando. Es imperativo que recuperemos nuestra capacidad crítica y creativa, revaluando nuestro enfoque sobre la tecnología. La IA debe ser vista no solo como una herramienta, sino como un reflejo de nuestras decisiones éticas y morales. La lucha por un futuro más equitativo y humano radica en nuestra capacidad para resistir la tentación de la comodidad y la superficialidad, y en nuestra voluntad de volver a poner al ser humano en el centro de nuestras acciones.

El autor del texto, Alex Palencia

Por Irma Becerra

Soy escritora e investigadora independiente hondureña. Me he doctorado en Filosofía con especializaciones en sociología del conocimiento y política social. He escrito once libros y numerosos ensayos sobre filosofía, sociología, educación, cultura y ética. Me interesa el libre debate y la discusión amplia, sincera y transparente. Pienso positivamente y construyo formación ciudadana para fortalecer la autoconciencia de las personas y su autoestima.

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