¿Qué es la Filosofía?

Aunque hay numerosas definiciones de la filosofía como uno de los saberes humanos más distinguidos, es preciso señalar que ésta es una ciencia que se puede definir muy bien por su compromiso inclaudicable con el bienestar general y la evolución de la Humanidad, en cuanto especie única del universo que conocemos. En este sentido, filosofía no sería solo el amor a la sabiduría sino un quehacer eminentemente práctico de guía y orientación del ser humano para la vida, especialmente para la vida cotidiana y de las comunidades.

Definimos a la filosofía como una ciencia y no simplemente como un discurso. De hecho, es la ciencia del discurso y el discurso de la ciencia verdadera, que es aquella que se pone al servicio incondicional de los pueblos del mundo.

La filosofía es el pensamiento dialogado y el diálogo del pensamiento que sale de la conciencia del sí mismo del sujeto humano para interactuar con el mundo y con las demás personas que lo habitan. Esa interacción que pretende hacer el mundo más habitable es, así entendida, una interrelación social y humanista de acción comunicativa en el que se produce un intercambio constante de ideas, pensamientos y emociones diversas, traducidas en palabras, conceptos, categorías y juicios que conforman el acervo cognitivo y personal de los individuos.

La filosofía sin diálogo relacional y sin intercambio constructivo sucumbe en el aislamiento improductivo que no discute ni debate y solo contempla al mundo, y por eso es un simple rumiar en solitario de ideas estériles.

Las palabras y lo que decimos y pensamos solo cobran sentido legítimo cuando se expresan para ser compartidas con los demás. Por eso tienen consecuencias concretas e implican una dimensión de auto responsabilidad ontológica o con el ser del y para el ser humano, ente único capaz de hablar y de entender lo que habla y expresa, así como lo que dicen las demás personas.

La filosofía como ciencia del pensamiento dialogado consciente sirve para que podamos comprendernos mejor y desarrollemos la empatía y el sentido de responsabilidad necesarios por nosotros mismos y por las demás personas que nos rodean.

Es una conciencia que apela al criterio y el juicio críticos, así como al pensamiento crítico que no se contenta solamente con describir la realidad, sino que aspira a transformarla de raíz y controladamente.

Por eso, el enclaustramiento actual de los departamentos de filosofía de muchas universidades no le ha traído ningún beneficio a la autoridad de la filosofía como ciencia dialógica, sino que más bien ha contribuido a su aislamiento del mundo y de la sociedad a la que pertenece y se debe. Esto debe cambiar en nuestro tiempo en el que urgen respuestas filosóficas orientadoras frente al nihilismo, la pérdida de sentido, el obsoletismo acelerado y la ausencia de verdad, que hacen de la vida una carrera desbocada rápida y light, en las que prevalecen el temor, la ansiedad, el aburrimiento y la pobreza intelectual productos, entre otras causas, de la falta de empleo y justicia en la sociedad contemporánea.

La filosofía como ciencia es un compromiso con la vida en libertad, igualdad, equidad y fraternidad con los intereses que pueden ser universalizables para toda la Humanidad porque no son intereses mezquinos ni egoístas.

Por ello, la filosofía verdaderamente comprometida con el mundo histórico y natural es una denuncia de la injusticia y la desigualdad, y un abierto rechazo a la ideología y a toda forma de violencia ideológica y estructural, porque éstas últimas representan intereses particularistas de individuos, grupos, familias, razas y partidos políticos singulares que por eso no pueden universalizarse ya que solo benefician a unos pocos. La filosofía no es, por ello, una ideología.

La filosofía como ciencia está llamada a crear diálogos comunicativos constructivos con todas las generaciones, culturas y comunidades para generar utopía relacional lumínica, al servicio del desarrollo integral de todos los pueblos, contra todas las guerras y por la paz mundial. Es la ciencia de la mediación de la paz perpetua entre las naciones. Sin ella no hay verdadera revolución ni verdadero humanismo.

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Por Irma Becerra

Soy escritora e investigadora independiente hondureña. Me he doctorado en Filosofía con especializaciones en sociología del conocimiento y política social. He escrito once libros y numerosos ensayos sobre filosofía, sociología, educación, cultura y ética. Me interesa el libre debate y la discusión amplia, sincera y transparente. Pienso positivamente y construyo formación ciudadana para fortalecer la autoconciencia de las personas y su autoestima.