La izquierda hondureña organizada, agrupada en el partido político Libre, propiedad de la familia Zelaya Castro, enfrenta en la actualidad una profunda crisis de sus bases y fundamentos políticos, ya que se registra en ella un éxodo de sus líderes y militantes de sus huestes políticas. Al parecer, la práctica en el gobierno ha demostrado que el estilo autoritario, cerrado y sectario de los Zelaya Castro, que no toleran cuestionamientos, opiniones diversas y críticas no era una mera especulación divisionista de sus oponentes y adversarios políticos, sino una triste realidad abogada por la experiencia y la práctica política gubernamental.
Con esta realidad interna, Libre, al permitir a Jorge Cálix, unirse al Partido Liberal, ha cedido a la derecha hondureña su candidato presidencial idóneo para crear en Honduras un Bukele, violador de los derechos humanos y dictador desde una seguridad nacional basada en la fuerza bruta y no en la solución social de los problemas que la causan. Este “Bukele hondureño” estaría llamado a prometer al pueblo hondureño su salvación de las desapariciones, las masacres, los asesinatos, los mareros, los sicarios, la extorsión, etc., que no han podido ser contenidos durante el gobierno de Xiomara Castro, y que llenan de luto a la población hondureña, creando en ella la necesidad de una mano fuerte y dura que haga temblar al crimen organizado y al narcotráfico, mientras siguen los problemas del desempleo masivo, la migración, las desapariciones forzadas, la falta de salud y educación, y sobre todo, la falta de una concepción nacional de lo que tiene que ser Honduras como país para iniciar el desarrollo y la superación económica de sus productores y clases desposeídas y más vulnerables.
Jorge Cálix, está listo para aliarse con las fuerzas de la derecha porque esta no confía ya en Salvador Nasralla, debido a la inestabilidad emocional y política de este último, el cual se desvía constantemente de sus propias posiciones y transmite un desconocimiento de la Teoría Política, al liderar esta como se dirige una empresa de publicidad televisiva y mediática. Esto es sumamente peligroso, porque, como ya dijimos, un Bukele hondureño volvería a la Doctrina de Seguridad Nacional de los años ochenta para “resolver” los problemas de Honduras, y eso sería fatal para el país y los hondureños. No podemos olvidar nuestra historia.
Reflexionando sobre lo anterior, debemos decir que la izquierda radical de corte liberal, trotskista y maoísta que se agrupa en Libre, ha demostrado tener una visión instrumental del poder político, alejada de la Filosofía Política y la Filosofía como ciencia en general, y desprovista sobre todo de un espíritu o espiritualidad de las ideas que conllevan dichas filosofías y son necesarias para que las personas piensen, reflexionen y asuman una actitud de intercambio con criterio y juicio analítico que las haga actuar mejor en toda su vida.
La Filosofía Política no consiste solamente en tener ideologías, opiniones ligeras, discursos, consignas, aceptar cualquier teoría o visión de la historia propia o universal, propaganda y slogans populistas, sino que precisa de una concepción filosófica basada no solo en ideas filosóficas y teorías, sino sobre todo, basada en un espíritu de las ideas y una espiritualidad de los contenidos que se llevan no únicamente enunciados sino profundamente asumidos y asimilados como compromisos contenidos integrales de toda la acción práctica de un partido político que se considera verdadero representante de los intereses del pueblo.
¡Sin filosofía no hay Revolución! Pero sin espíritu revolucionario también no hay Revolución ni transformación social alguna. La Revolución Francesa pudo triunfar porque tenía una filosofía precedente que la preparó y porque poseía un espíritu de las ideas revolucionarias: el espíritu del Iluminismo y la Ilustración como idea universal y universalizadora y generalizada de los intereses meramente políticos.
La política desprovista de filosofía es sólo un juego de intereses particulares sin rumbo y con propósitos egoístas que, a la larga, lo que ocasionan es el descalabro y la desaparición de los partidos políticos, por falta de valores y de Ética Política. Los ciudadanos castigan a dichos partidos y podemos decir, que los Zelaya Castro, no son en realidad políticos de izquierda con espíritu ilustrador, sino unos liberales disidentes más, con prácticas caciquistas propias. En este sentido, el panorama electoral de Honduras se presenta oscuro, poco prometedor y con candidatos todos igualmente autoritarios, y, por eso nos preguntamos, ¿dónde está el espíritu ciudadano de los hondureños para salvar al país de una verdadera debacle? ¿Qué hacer? Urge filosofía.
Buenas tardes Dra Becerra.
Extraordinario el análisis. Muy bien en su artículo en donde usted señala la ausencia de Teoría Política y el manejo adecuado de la Política como Ciencia.
¡Muchas gracias, doctor Alonzo! Efectivamente, hay en la actualidad una terrible mercantilización y privatización de la política como una mercancía más de consumo ligero y sin reflexión crítica y pensante. Eso es la instrumentalización de las ideas, la falta de principios y la destrucción del espíritu de las mismas, algo que es sumamente peligroso para Honduras y el mundo en general.
En general me parece muy bien tu análisis Irma, como me parecen bien tus generosas contribuciones filosóficas al análisis de nuestra realidad. Sin embargo tengo algunas inquietudes y comentarios ante este texto. ¿Qué propones para el control de la violencia generalizada a la que estamos expuestos la población civil ( violencia basada en el sicariato, el narcotrafico y la delincuencia y asesinato común) que se ha convertido en nuestra cotidianidad? Bukele ha sido muy criticado por violar los derechos humanos como parte de su programa de mano dura para controlar la criminalidad en El Salvador. Ha traído tranquilidad a su país, trabajo, bienestar, cultura a su pueblo que ha sufrido tanto por los embates de las guerras políticas, las maras y el crimen común. Con nosotros ha sido solidario al enviarnos ayuda durante Eta y Iota y vacunas durante la pandemia de covid. Si, posiblemente, han caído inocentes con la implementación de su política de mano dura. Pero el mismo Bukele pregunta ante esa crítica ¿Y adónde están los derechos humanos de los ciudadanos honestos? Hablando de cambios sociales, mencionas la revolución francesa como producto de el iluminismo filosófico ( cuestionado por Kant) que ciertamente sentó los precedentes para la Declaración Universal de los derechos humanos, pero ¿Y no fue violento ese proceso? Hasta Robespierre, el mismo guillotinador fue guillotinado. Luego mencionas que en la actual “izquierda” hondureña se sigue entre otras ideologías, al caudillismo, maoismo y trotkismo. Me parece por lo que he podido leer de Trotsky, que éste fue un pensador crítico y que precisamente por oponerse al estalinismo, lo asesinaron. Ahora la fidelidad de sus seguidores al espíritu de la crítica es un punto valido.
Respecto a tu primer pregunta creo que necesitamos una concepción democrática, verdaderamente socialista y humanista de toda la nación y políticas sociales no asistencialistas que sean parte de esta, vistas como un todo. En la actualidad cada política social se realiza aislada y al margen de la nación que no se entiende como totalidad integradora y en la que se defina hacia ¿dónde queremos dirigirnos como país y como sociedad? Se deben dirigir las políticas sociales (creación de empleo masivo; desmilitarización de la política de seguridad y cárceles; construcción de hospitales y medicina preventiva no trayendo médicos cubanos sino integrando a los médicos hondureños; formación docente en pensamiento crítico y control de los celulares en las escuelas y colegios, construcción de viviendas en barrios marginales y pavimentación, y sanearlos de las maras al integrar a estos jóvenes en instituciones civiles de rehabilitación y reinserción en la sociedad donde puedan aprender oficios y se eduquen; creación de cultura popular de respeto mutuo al hondureño y aprecio a lo hondureño; reconocimiento de las tierras ancestrales y los bienes comunes de los indígenas y los garífunas y el cese de su persecución y criminalización policial; creación de instituciones jurídicas como la Corte Suprema de Justicia con los profesionales mejor evaluados y honestos y no con personas incondicionales al clan Zelaya Castro, ello, para fortalecer el Estado de Derecho que sí desmantele el narcoestado, además, procesar a los corruptos de gobiernos anteriores especialmente de JOH y al propio expresidente; control de la migración al hacer un país seguro ante la extorsión y el sicariato sin llegar a un estado de excepción sino con soluciones socialmente competentes; creación de microempresas hondureñas y que las empresas extranjeras paguen impuestos realmente justos, etc., etc. Te invito a pensar en esto conmigo, amiga.
Respecto a la “efectividad” de la política de mano dura de Bukele hay muchos inocentes en la cárcel acusados de mareros y no se está realizando una labor de rehabilitación y reinserción social de estas personas. Solo se les mete a la cárcel en juicios rápidos y la pregunta es: ¿Qué pasará con estos mareros cuando Bukele deje el poder? Se trata de una política de seguridad militarista y no de carácter social integrador y reconstructiva. No es casual que el régimen de Bukele no haya encontrado apoyo de la inversión extranjera.
Respecto a la Revolución Francesa se justifica el levantamiento del pueblo francés en su lucha republicana contra una monarquía absolutista totalmente corrupta, cínica e ineficiente que, a pesar de los intentos porque dejaran sus lujos excesivos, no quiso entender las necesidades del pueblo. Lo que sí es cierto es que todas las revoluciones violentas terminan por “devorar a sus hijos” y la revolución francesa no prosperó por la influencia de ciertos líderes, con sus rivalidades, como Danton y Robespierre que se radicalizaron demasiado en el proceso, pero también hubo causas para ello. Pero yo en el texto no me refería a revoluciones violentas sino a las pacíficas y democráticas.
Kant se inspiró en el Iluminismo francés, especialmente de Rousseau, y desarrolló aún más su espíritu ilustrador que sigue siendo válido aún, especialmente en su libro “Metafísica de las Costumbres” donde habla de la dignidad humana inalienable e incondicional porque todos los seres humanos somos valiosos.
Y respecto a las tendencias caudillistas, maoístas y trotskistas de la “izquierda radical” en el poder, lo que critico es su autoritarismo, su incapacidad de ver el todo o la totalidad, su falta de autocrítica y falta de aceptación hacia la crítica constructiva, su terquedad en creer que tienen la razón en todo y su violencia verbal hacia todo el que difiera de sus opiniones e intereses particularistas. Además el hecho de no explicar qué entienden por refundación y socialismo democrático de los que ellos tanto hablan.
Trotsky fue igualmente autoritario que Stalin, solo que eran rivales como es usual y típico en las tendencias de ultraizquierda y por eso este lo mandó a asesinar, le hacía sombra. Trotsky fue el que inició la policía secreta de Lenin para reprimir gente, sobre todo miles de campesinos. Su idea de la revolución permanente no da lugar para otras situaciones de la vida que no sea el sacrificio incondicional por la revolución, a costa de lo que sea. Esta postura me parece extremista porque en ella no está presente la espiritualidad que es lo que yo más extraño de esta izquierda radical que gobierna actualmente en Honduras.