¡Por la verdadera independencia de El Congo!

DEMOCRATIC REPUBLIC OF CONGO - JANUARY 01: Portait Of Patrice Lumumba, Leader From The Belgian Congo In 1960 (Photo by Keystone-France/Gamma-Keystone via Getty Images)

La República Democrática de El Congo es uno de los países del mundo que más riquezas naturales posee. Pero esta condición material privilegiada no ha sido su bendición, sino más bien su castigo y condena, hasta el día de hoy. La república fue durante muchos años una colonia de Bélgica, con una de las formas de colonización más brutales que ha conocido la historia de la Humanidad.

Patricio Lumumba se enfrentó a esa feroz dominación colonial belga con su rey, Leopoldo II, especialmente a finales de la década de los años cincuenta del siglo XX, cuando las Naciones Unidas acababan de proclamar su documento acerca de los Derechos Humanos Universales, mientras las potencias occidentales continuaban su expansión imperialista.

Lumumba trabajaba como empleado de correos y periodista, ganando un miserable salario, y observaba con atención la crueldad con que los oficiales del ejército belga trataban a los grupos tribales y a los campesinos, a quienes les cortaban las manos para probar ante sus oficiales que los habían “vigilado” mientras trabajaban, en vez de irse de cacería. Centenares de manos negras congolesas cortadas de adultos y niños se apilaban en canastas en las que eran transportadas a diario.

Lumumba conoció de cerca a los líderes del panafricanismo que proclamaban la superación del tribalismo por la unidad de África, como Franz Fanon, entre otros, y entabló con ellos amistad política. Una de esas amistades fue la activista centroafricana, Andreé Boulin, a quien encargó el servicio de enlace diplomático y la redacción de sus discursos, cuando le tocó ser Primer ministro de El Congo en 1960.

Boulin era una mujer mulata que se había casado tres veces con extranjeros, un belga y dos franceses, y que se había radicalizado políticamente cuando médicos franceses se negaron a administrarle quinina a su hijo de dos años, enfermo de malaria, debido a su origen africano, a pesar de ser ambos ciudadanos franceses. Los negros o mulatos no tenían derecho a esa medicina, y el niño terminó muriendo.

Se rumora que Andreé ejercía una fuerte influencia sicológica, sexual y política sobre Lumumba, el cual, como muchos hombres negros, era promiscuo y también se había casado ya tres veces con mujeres congolesas negras. De hecho, se considera a Boulin como “coautora” del famoso discurso extremista de Lumumba, del 30 de junio de 1960, con el que este sellaría prácticamente su destino fatal. A Andrée Boulin, entre otros activistas, se la considera responsable de la radicalización del líder congolés hacia la conquista de la independencia por la vía de la violencia de la lucha armada.

El 30 de junio de 1960 los diplomáticos belgas, con la presencia del rey Balduino, habían terminado por proclamar la independencia de El Congo, pero con la condición de que la joven república heredara la deuda fiscal de Bélgica, con lo que el país nacía ya endeudado y arruinado económicamente.

El rey Balduino prometió, en ese día, que El Congo “llegaría a una total independencia no por vía de un estancado proceso de dominio ni por vía de prisas irreflexivas”, y terminó por alabar la “exitosa política colonial de su predecesor, el rey Leopoldo II, de Bélgica”.

Al oír aquello, Lumumba se levantó airado de su sillón y saltándose el protocolo, tomó el micrófono y pronunció el famoso discurso de la “conflictividad” que desafiaba las fórmulas diplomáticas de los presentes, diciendo, entre otras cosas, que “en tiempos del colonialismo la población de El Congo había tenido que vivir espantosos sufrimientos, vejámenes y torturas, esclavismo y despojo, solo por ser negros”, y que “ahora necesita liquidar al colonialismo y luchar por la dignidad, la justicia, la soberanía y la independencia de la nación”.

El rey Balduino se sintió ofendido y abandonó el salón, mientras Lumumba era ovacionado por los representantes congoleses. Se había perdido la oportunidad de fortalecer la democratización de El Congo, puesto que la potencia colonialista estaba empezando a ceder en su poderío de dominación, pero Patricio Lumumba había entrado en la historia independiente de África.

En los días que siguieron se convocó a las primeras elecciones democráticas del país, y Lumumba las ganó, con su recién formado partido político, el Movimiento Nacional Congolés (MNC). Era el primer ministro negro de la República Democrática de El Congo.

Pero Lumumba no era un mediador que solucionara los conflictos por medio del diálogo reflexivo y pronto entró en disputas con otros líderes congoleses, incluso de su propio gobierno, como Moise Kapenda Tschombe, a quien había nombrado Jefe del Ejército ante la desbandada de los militares congoleses que no querían estar más al mando de oficiales belgas. Tschombe terminaría por rebelarse y declarar la secesión de la provincia de Katanga, una de las más ricas en minerales tales como uranio, coltán, oro y diamantes, al sur del país, y que era financiado por los belgas que estaban interesados en seguir explotando estos recursos.

De ese modo, los belgas y los norteamericanos financiaron a Moise para que iniciara una guerra civil y desestabilizara el gobierno democráticamente electo de Lumumba. Entonces este último pidió ayuda a las Naciones Unidas y a los Estados Unidos para que intervinieran en El Congo con ayuda militar y poder repeler a Moise. Para ello, viajó expresamente a Washington. Pero las Naciones Unidas decidieron enviar boinas verdes para vigilar el proceso político y no para repelerlo, y Estados Unidos se negó a ayudarle, alegando que Lumumba se había presentado muy soberbio, altanero y poco diplomático en su petición de ayuda.

Entonces, a Lumumba no le quedó más remedio que acudir a la Unión Soviética para solicitar ayuda militar, tropas, técnicos y equipo, y esta, ni corta ni perezosa, envió lo solicitado en lo que sería su primera intervención en el continente africano. Lumumba acababa de poner al Congo en el centro de la disputa de las potencias mundiales en plena Guerra Fría. Otro grave error que ni la CIA ni los Estados Unidos ni Bélgica, ni sus propios partidarios, le perdonarían. Con esta decisión, Lumumba había cambiado la dominación belga por la del imperialismo soviético-ruso.

Por consiguiente, desde ese momento, se convirtió en un enemigo jurado de Occidente y se empezó a planificar su asesinato. Fue apresado y llevado a arresto domiciliario por el presidente congolés, Joseph Kasa-Vubu, el 4 de septiembre de 1960. Lumumba logró escapar de sus captores, y fue recapturado en su camino a la provincia de Stanleyville, donde esperaba reunirse con sus seguidores. Luego de ser torturado y vejado, fue fusilado el 17 de enero de 1961, ante la vista de oficiaes belgas y norteamericanos. Su cuerpo fue disuelto en ácido para no dejar huellas ni lugar de entierro. El 22 de junio de 2022, el fiscal belga Frederic Van Leeuw entregó a la familia un diente, que fue todo lo que se pudo recuperar de sus restos. El gobierno belga reconoció en 2002 solo “una parte” de la responsabilidad en los acontecimientos que condujeron a la muerte de Lumumba, el hombre que luchó hasta el final por la independencia de África.

Su vida constituye un legado de la necesidad de los pueblos de defender su soberanía y su dignidad. Pero también es una lección de la necesidad de que los pueblos venzan y superen sus divisiones internas, su racismo interno y su falta de formación política, ideológica y filosófica en su urgencia de paz interna y externa. Solo unidos con patriotismo relacional dialógico y reflexivo y no con impulsos, podemos llegar, sin prisas, a un futuro de feliz y certera Humanidad. Como dijo el excanciller federal alemán, Konrad Adenauer: “En política, lo verdaderamente importante no es tener la razón, sino que se la den a uno”.

La situación política de El Congo no ha cambiado mucho desde entonces. La capital belga, Bruselas, continúa siendo el centro de la distribución de los diamantes “de sangre”, y los pueblos y las naciones africanas siguen divididas en sus guerras tribales y las disputas por el territorio y los recursos del país. Patricio Lumumba lo advirtió ya en su tiempo: “Estas divisiones, que las potencias coloniales han explotado para dominarnos, han jugado un papel importante y todavía están jugando un papel importante en el suicidio de África”.

Por Irma Becerra

Soy escritora e investigadora independiente hondureña. Me he doctorado en Filosofía con especializaciones en sociología del conocimiento y política social. He escrito once libros y numerosos ensayos sobre filosofía, sociología, educación, cultura y ética. Me interesa el libre debate y la discusión amplia, sincera y transparente. Pienso positivamente y construyo formación ciudadana para fortalecer la autoconciencia de las personas y su autoestima.

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