Apelando a la capacidad espiritual de los políticos

Vivimos en la actualidad en Honduras momentos de gran incertidumbre, abrumadores y agobiantes que reflejan una profunda inclinación de los políticos hondureños por seguir caminos desprovistos de la razón, la educación cívica y ciudadana, la acción valiente de convivencia prudente para que los ciudadanos confíen en ellos, etc.

Todos los políticos de todos los partidos reconocidos se están peleando entre sí, cada uno por garantizarse el triunfo seguro en las próximas elecciones presidenciales, sin mayor esfuerzo de negociación y armonización de los intereses divergentes. De hecho, los representantes del Partido Liberal, el Partido Nacional y el Partido Libertad y Refundación ya se han declarado a sí mismos y de forma anticipada como vencedores de una contienda que cada uno proclama ser injusta para ellos-

Los representantes de estos partidos, igualmente tradicionales, han olvidado que los tres son responsables directos de la corrupción, la complicidad con el narcotráfico, la inseguridad y la pobreza, y el descarado robo de los fondos públicos de que ha sido objeto nuestro pueblo especialmente en los últimos treinta años. Ninguno de estos tres partidos tradicionales ha cambiado el statu quo ni el modelo económico extractivista neoliberal capitalista, con todas sus cargas antisociales y nefastas privatizaciones, así como su ausencia de formación espiritual de los ciudadanos para que estos aprendan a educarse y a votar.

Creo en un Espíritu del Mundo que orienta y guía su conducción hacia fines universales de la historia para mejor como una verdad absoluta que proviene de la Divinidad en tanto obsequio y deber para el género humano, para todos nosotros. Desde esa perspectiva filosófica y teológica de conservación del mundo no solamente para sobrevivir sino para trascender a una dimensión más humana, creo que la Divinidad nos ha hecho capaces de crear nuestra propia realidad mejorada desde una razón común y comunitaria que no nos haga perder nuestra esencia: el sentido de la totalidad humanista del propio ser humano como destino interiorizado que se necesita a sí mismo, se busca a sí mismo y se manifiesta y expresa dialogadamente como Creador de un tiempo mejor. El ser humano ha sido creado para ser Creador y lograr su propia libertad buscándola y encontrándola en la confraternidad iluminada por la cultura, el arte y la educación moral y cívica.

Este sentido universal del humanismo humano, valga la redundancia, debe caracterizarse en política y manifestarse por el firme deseo del funcionario público de humanizar la sociedad en que vive y se desenvuelve, y de realizar esta humanización en la medida en que nunca olvida que viene a servir a los ciudadanos en tanto personas, y que, además, esa actitud de servir socialmente se encuentra por encima de una sumisión y secuestro de la historia a los intereses egoístas, mezquinos y particulares o partidarios de los políticos.

Creo que la mayoría de los políticos hondureños y del mundo son creyentes, creen en un Dios que lo observa todo y por el que se debe utilizar el libre albedrío para decidirse por el ejercicio y la práctica del Bien y del Bien Común como un despertar de la propia conciencia hacia un camino de total rectitud que supera los errores del pasado y el presente. Ello, con la finalidad de rescatar a los individuos abatidos y al mundo del profundo abandono y desidia en la que actualmente se encuentra. Algo que ha hecho decir, incluso, al Cardenal Rodríguez que: “pareciera que la Humanidad ha decidido destruirse a sí misma”.

Es por eso que en nombre de su creencia en Dios Padre que guía y orienta la evolución asimismo creadora del mundo y el universo y llama al ser humano a la unidad espiritual de su propia especie, que apelo en este momento a la capacidad espiritual humana de cada político por sentir en lo más profundo de su ser, su corazón, su mente y su alma el llamado de la Divinidad a ser creadores del respeto irrestricto a las leyes, al Estado de Derecho y a la Democracia respetando el deseo de los pueblos de vivir en paz y libertad.

Los tres partidos tradicionales deben aceptar que han perdido la credibilidad y el respaldo del pueblo hondureño porque con sus acciones ilegales y sus discursos engañosos y dogmáticos han hecho de la política una expresión mezquina desprovista de capacidad espiritual de liderazgo ético, para hacer de Honduras y la Tierra y su historia el lugar y el espacio en el que nos reunimos con la finalidad de respetar de forma incondicional e incuestionable nuestra dignidad humana desde el respeto absoluto al principio de la vida y de la vida digna y en plena dignidad.

En este sentido, dichos partidos del tripartidismo deben ceder a su lucha confrontativa por ejercer el poder y dar lugar a los otros dos partidos que son parte de la propuesta electoral y que podrían aún ser una alternativa positiva y creadora para el pueblo hondureño. Hablamos concretamente del PINU-Socialdemócrata y la Democracia Cristiana, los que de igual modo, podrían aliarse en una candidatura única de misión espiritual de la política porque la política desprovista de alma no puede construir una oportunidad manifiesta del espíritu humano de cambio y transformación de la historia humanizada para crear un camino de evolución inclaudicable de respeto por la vida y la vida digna.

No entiendo ¿por qué? los políticos no son capaces de seguir el llamado de creación espiritual para el Bien Común y nunca he entendido ¿por qué no logran ponerse de acuerdo? Creo firmemente que el Espíritu Santo nos llama a ser Creadores de nuestro propio bienestar como especia y por eso Dios no nos hace las cosas. Tenemos que hacerlas nosotros mismos, tenemos que crear nuestro bienestar propio y común como una forma de expresar nuestra libertad espiritual forjadora para activar nuestra conciencia y nuestra voluntad en aras de hacer valer los principios de la vida y la naturaleza sobre la Tierra como alteridad unificada y diferenciada, aunque no idénticamente. Por eso, creo que no es suficiente con ser creyente, con creer en Dios, con rezar, con profesar alguna religión o con ir a la Iglesia y pedir absolución por los pecados cometidos. Es preciso formarse espiritualmente desde la ciencia de la Filosofía y la Ética Política para poder dirigir a los ciudadanos, especialmente, a los ciudadanos que son funcionarios públicos y tienen la responsabilidad de servir, por el camino del Imperio de las Leyes y el respeto a las instituciones democráticas. En estos años hemos aprendido a esperar y a tener esperanzas en nuestro sabio pueblo, ahora es turno de los políticos hondureños: a ellos les corresponde actuar demostrando sabiduría racional para armonizar los intereses y no para echarle más leña al fuego oscuro y opaco ¡de la irracionalidad!

Por Irma Becerra

Soy escritora e investigadora independiente hondureña. Me he doctorado en Filosofía con especializaciones en sociología del conocimiento y política social. He escrito once libros y numerosos ensayos sobre filosofía, sociología, educación, cultura y ética. Me interesa el libre debate y la discusión amplia, sincera y transparente. Pienso positivamente y construyo formación ciudadana para fortalecer la autoconciencia de las personas y su autoestima.